Carta al Editor

Agresiones, acosos y fracasos

Enrique Pons

«La agresividad es una manifestación básica en la actividad de los seres vivos. Está presente en todas las especies y sirve a los individuos como conducta de autoprotección. Diferentes sociedades califican las conductas agresivas según criterios normativos, a veces tipificados en disposiciones legales. Algunas formas de agresiones son naturalizadas y toleradas, por lo que no siempre manifestaciones idénticas reciben la misma valoración. Esa ambigüedad se traslada al lenguaje, acometer es tanto atacar con fuerza, como iniciar una acción importante que exige esfuerzo.

Violencia, en cambio, hace referencia a un tipo de agresividad que está más allá de lo natural. A veces, ciertas conductas violentas son aceptadas también como “legítimas”. Un mismo acto, como causar la muerte, puede ser condenado (en un asesinato) o justificado (en la legítima defensa, o en las guerras). Un mismo tipo de lesiones puede ser penado si ocurre en la vida civil, o tolerado, si es en un deporte de combate.

En medicina, sabemos bien que algunas medidas terapéuticas y ciertos procedimientos de diagnóstico, son en sí mismos violentos, pero no se los cuestiona cuando se prioriza el resultado esperado. Pero es legítimo que una persona se niegue a aceptarlo, de ahí el requisito innegociable del consentimiento informado. En otros ámbitos se admite también que el consentimiento es imprescindible, en particular las relaciones sexuales deben ser consentidas.»

(Extracto de la Carta al Editor)